Estaba colgada en la pared de una fría habitación, que todavía
transpiraba los hechos pasados, una pequeña ventana era su puerta al mundo. Ella
no podía entender el porqué de su existencia, no recordaba porque estaba ahí;
no entendía la distancia de sus sueños, y no pretendía llegar a ellos. A veces
reflexionaba sobre la gente que pasaba, algunos volteaban a verla con admiración;
pero jamás las tocaban. Aquel día, fue
un día, que nunca olvidara. Alguien voltio a verla, ella pudo notar la
reflexión en esos ojos brillantes, que eran parte de una cabeza tan grande y un
cuerpo tan pequeño. La observaba con una mirada retadora, es como si el
conociera de ella, más de lo que ella sabía. Ella no podía imaginar sus intenciones,
vio como alguien de mayor estatura lo conducía, pero él se rehusó a obedecerla y con gran astucia corrió aprovechándose de su distracción. Busco una silla que
le servía como extensión de su cuerpo. La observo de cerca, ahora sus ojos
brillaban mas, su mirada era de gloria y estaba acompañada con una gran sonrisa.
Ella estaba exaltada, su corazón de madera latía fuertemente, él con un
movimiento rápido accedió a tocarla. Los sonidos no tenían sentido, pero le
acariciaban el alma como notas dulces que parecían fragmentos de recuerdos de
algo que alguna vez, fue.
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